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Delia Villalba nos enseña y nos alienta en las luchas hasta la victoria


En la tarde de este jueves 30 de marzo falleció en Fray Bentos nuestra compañera Delia Villalba. Delia fue fundadora de Asamblea Popular, y designada por aclamación candidata a la Vicepresidencia de la República por esta fuerza política en las elecciones de 2009. Fue militante lúcida y entusiasta de todo el camino que llevó al nacimiento de Unidad Popular. Vayan estas primeras líneas a cuenta de mejores y merecidos homenajes para nuestra compañera que seguirá nutriendo con su firmeza las luchas de la Unidad Popular, de todo el pueblo uruguayo, y por qué no, de las luchas que nos hermanan con el pueblo argentino.

Delia Villalba había nacido en Dolores (Soriano) el 12 de octubre de 1934. Llegó a Fray Bentos a los siete años; allí estudió y formó su familia. Ha participado activamente en todas las áreas: social, cultural, política, religiosa y deportiva.

Ingresó a Secundaria por Concurso de Oposición y Méritos, desempeñándose como Profesora de Idioma Español y Literatura; anteriormente trabajó como Ayudante de Clínicas en el Centro de Salud en las áreas de Laboratorio, Odontología, Radiografías y Policlínicas. Tras jubilarse en 1981, dedicó su tiempo y sus energías al Teatro, a los Derechos Humanos, a diversas Comisiones y a los conflictos ambientales.

A partir de 1990, su quehacer estuvo dirigido a la resistencia a estos proyectos perversos de las plantaciones de eucaliptos, agrotóxicos, transgénicos, agrocombustibles, plantas de celulosa, basureros industriales y la energía nuclear, es decir, instalaciones de las multinacionales que se apoderan de nuestros recursos naturales y mutilan las posibilidades de desarrollo de nuestro país. Tras vivir la experiencia de la militancia en el Frente Amplio (llegó a desempeñarse como edila del MPP) se alejó para construir la nueva fuerza de izquierda que surgiera en el 2006.

Fue una luchadora de primera línea contra este modelo aniquilador propuesto por el capitalismo y los gobernantes que va en contra de la vida de todos los uruguayos y en particular de la vida de las generaciones futuras.

“Una abuela luchadora que no se resigna”

Decía de Delia Villalba el historiador y escritor Gonzalo Abella‏:

"Hay personas que nacen y viven, sencillamente, en el lugar donde debieron estar. Sus cualidades y capacidades les permiten interpretar su tiempo y su gente antes de que a su alrededor se comprenda claramente lo que está pasando.

Si conoce verdades dolorosas el simple hecho de no callar les busca serias dificultades. Después, a veces mucho después, se las entiende, se las reivindica y se les agradece su servicio a los demás. Conocemos muchos casos en que la reivindicación llega demasiado tarde.

Seguramente Delia Villalba, vecina de Fray Bentos, docente, madre y abuela, pensó para sí misma en sus años de madurez una vida mucho más sencilla de la que en realidad le tocó vivir. Si bien desde siempre asumió un claro compromiso político con la izquierda, esta opción ya no parecía demasiado azarosa en tiempos post dictadura de socialdemocracia en avance.

Pero de pronto, recién asumido, el Gobierno de Vázquez da una clara vuelta de timón hacia los monocultivos y la entrega de la tierra fértil del país a la trasnacionales. Se borra de un plumazo la defensa del agua y de la vida, se asegura por ley la protección de inversiones norteamericanas, se pasa sobre claros preceptos constitucionales. Y Delia ve a su Fray Bentos envuelta en la construcción de la planta de pasta de celulosa más grande del continente.

A Fray Bentos llegan jóvenes de todo el país con la esperanza de un trabajo dignamente remunerado. La empresa y el gobierno prometen maravillas y azuzan un patrioterismo irracional contra los entrerrianos que advierten la amenaza. ¡Se calumnia a los mismos enterrianos a los que el Dr. Tabaré Vázquez, candidato de "izquierda" les había prometido dos años atrás enfrentar conjuntamente la voracidad de las transnacionales!

Delia hubiera podido escribir un artículo de protesta, hablar en una audición, medir el tamaño del monstruo y sus cómplices y suspirar resignada. Pero Delia se puso al frente de la resistencia fraybentina. Y cruzó el puente para apoyar a los entrerrianos de Gualeguaychú, en momentos donde muchos de sus compatriotas entendían aún que eso era poco menos que una traición.

Ahora las cosas se ven más claras. Una sequía (como tantas que hubo con anterioridad en el país) se convierte en atroz pesadilla por la falta de agua en los pozos y por falta de pasturas para el ganado. Nubes de polvo y agrotóxicos danzan en el campo solitario y reseco mientras oleadas de olores nauseabundos invaden periódicamente la región. Y los asentamientos en el litoral oriental del Uruguay se pueblan de familias muy pobres que se preguntan qué pasó con el trabajo y reclaman por favor que se abra otra pastera para repetir el ciclo contaminante pero momentáneamente empleador.

Delia trabaja, organiza, coordina. No hay descanso. Ella está en una de las innúmeras trincheras desde las que los pueblos enfrentan el calentamiento global, o lo que es lo mismo, enfrentan el capitalismo en su fase imperialista que entró en la etapa del saqueo ambiental.

Delia viene desde la trinchera con el recuerdo de las fragancias de jazmines del país, con el canto de los pájaros litoraleños, con el salto de los dorados y sábalos, y con otras muchas añoranzas de una abuela luchadora que no se resigna a que sus nietos pierdan definitivamente el solar que la trasnacional depreda vorazmente. En la trinchera nos espera Delia, y la resistencia es para que haya un futuro que todavía es posible. El repugnante olor de Botnia, que es el olor de los ministros cómplices, será barrido por el perfume de los pueblos que se abrazan en los puentes.” (en base a diariolajuventud.com)

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