Oficialismo e inteligencia
Los precandidatos del oficialismo se dividen el trabajo. Alguno se “desmarca” del fracaso gubernamental autoproclamándose “el cambio dentro del cambio”, tratando de que olvidemos la obsecuencia de su sector con la política de Astori. Pero su boca vomita cianobacterias. Otro precandidato habla de que la solución a los problemas es “corregir el déficit fiscal”… y va cuarto en la intención de voto, porque hay sólo cuatro candidatos.
El ala ingenieril – tecnócrata nos aconseja no preocuparnos demasiado por los actuales niveles de desocupación. Nos describe un futuro robotizado regido por la Inteligencia Artificial, y afirma que los puestos de trabajo se obtendrán en esa área, y que el Uruguay tiene una oportunidad excepcional gracias a la masiva distribución de PCs rudimentarios, la fibra óptica y la talentosa programación innovadora de nuestros jóvenes.
No podemos condenar a estos ingenieros por vivir en una nube virtual. Pero aunque huela feo, aterricemos en la realidad. En la realidad de una cultura milenaria que hoy es pionera en la inteligencia artificial y la robótica: la India.
¿Vale la pena tomarla como espejo de lo deseable? La india tiene un poderoso arsenal nuclear, cabezas nucleares miniaturizadas para formar un racimo en cada cabeza de misil, satélites geoestacionarios, automatización y robotización de procesos productivos y de servicios. En este último rubro los procesos indios de comercialización y distribución a gran escala son pioneros a escala mundial, con software diseñado por talentosos programadores indios.
Pero Las cifras de la ONU y sus programas mundiales (FAO, UNICEF, PNUD) reconocen que la India tiene una miseria atroz, que su inmenso pueblo sufre niveles de exclusión que no existen todavía por aquí, a pesar del saqueo trasnacional.
Bien: se podría argumentar que la India siempre sufrió esa desigualdad endémica, que en todo caso, la alta tecnología no la causó, aunque tampoco la mitigó. Entonces no la comparemos con Uruguay. Comparémosla con China, territorio despedazado, saqueado y con hambrunas endémicas hasta 1949. Según Occidente, hoy China está más atrasada que la India en tecnologías de punta, y supongamos por un momento que Occidente tenga razón. Lo cierto es que apenas dos décadas de planificación de un Estado al servicio de los trabajadores, planificación hoy desmontada, permitió un salto importante en la erradicación de la miseria. La China capitalista de hoy, con nuevos millonarios, no sufre la atroz miseria de la India.
Esto no significa que le demos la espalda a la Inteligencia Artificial. Es parte insoslayable del futuro de la Humanidad, si todavía podemos defender y proteger ese futuro. Pero debemos tener en cuenta dos factores importantes.
En primer lugar, el trabajo asalariado, y especialmente el trabajo físico, sigue siendo la fuente principal de ganancia de todo el Sistema capitalista. Oculta en sótanos y galpones asfixiantes, escupiendo sangre en remotas minas y plantaciones, cosechando tumores entre agrotóxicos, la clase obrera sigue abasteciendo la máquina saqueadora. Fragmentada y reprimida, muchas veces con dirigentes sobornados, pero en alianza creciente con los oprimidos, con los excluidos y con los nuevos pobres, la clase obrera sigue destinada a ser sepulturera del Capital.
En segundo lugar, las fuerzas revolucionarias del planeta, y entre ellas nuestra UP, se ocupan de las nuevas tecnologías con toda seriedad y responsabilidad.
En el Noveno Encuentro Nacional de la UP, por iniciativa del Profesor Cheroni, se resolvió convocar a un conjunto de científicos compañeros para debatir el papel de las Ciencias “duras” y las tecnologías de punta. Se busca elaborar un proyecto estratégico que ponga la Investigación y a la Ciencia al servicio de la Liberación Nacional de nuestro pueblo.
Lo que no puede entender el oficialismo es que la inteligencia artificial se eleva a su máximo potencial solamente en diálogo con la inteligencia inagotable del pueblo organizado.
(*) Maestro e historiador, candidato a la Presidencia de la República por Unidad Popular.
