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Pensando en gobernar

Observando la costosa propaganda electoral de todos los otros partidos, advertimos los desafíos inmensos que se presentan ante nuestra UP. Una publicidad aturdidora que es una danza de millones, y ciertas encuestas con preguntas e información fragmentadas, buscan impedir que el electorado tenga todos los elementos para saber quién es quién.

Tenemos indicios muy claros de que nuestro crecimiento está por encima del porcentaje que se nos otorga. En la elección pasada también pasó lo mismo, y avanzamos en la escala a la que podíamos aspirar por entonces. Si las encuestas hubieran coincidido plenamente con los resultados, no hubiéramos llegado al Parlamento.

¿Fracasan las encuestas? Siempre hay que tenerlas en cuenta como un indicador relativamente confiable. Leyendo la letra chica, nos enteramos que sus ejecutores admiten un margen de error posible de hasta 3%, lo que significa que se curan en salud si tuercen intencionalmente un poquito los resultados de cada “foto”, según quién los haya contratado.

Lo cierto es que el bombardeo de propaganda lujosa, la manipulación de datos, la distorsión de situaciones que se dan aquí y en otras partes del Planeta, impactan en un electorado descreído y desesperanzado, que se pregunta cuál será el mal menor. Tan es así, que un sector minoritario de nuestro pueblo todavía ni nos conoce. Otro sector conoce lo justo de nuestras propuestas, pero piensa que no somos una opción con fuerza suficiente para tenernos en cuenta.

Pero hay un cúmulo de factores que ayudan a nuestro crecimiento.

  1. Tenemos una Plataforma Electoral que será distribuida masivamente a fin de mes, que es la única que fundamenta cuidadosamente cada una de sus metas, y demuestra que son perfectamente posibles. Si la estudiamos y la compartimos en colectivo, entonces el arma de la verdad, de la verdad indiscutible, nutrirá cada una de nuestras acciones, desde la charla informal hasta la selección de las palabras para una intervención pública o una propaganda mural.

  2. Tenemos una práctica parlamentaria que funcionó con la eficiencia de la bíblica honda de David. Además, combinó la concreción de lo posible en cada momento con la difusión de lo necesario en un futuro que es cada vez más urgente. Y forjó un núcleo extraordinario de relevos jóvenes, de todos nuestros sectores, en el trabajo colectivo cotidiano de la banca obtenida.

  3. Tenemos una oportunidad extraordinaria de “ensayo general” para las elecciones de octubre. Me refiero a las internas de junio, que nos permitirá evaluar el nivel de nuestra convocatoria e identificar en qué puntos del país estamos débiles, y en cuáles reside nuestra mayor fuerza. Por otra parte, si no somos capaces de movilizar un número importante de ciudadanos en junio, si no logramos un impacto fuerte ante la opinión pública, ésta seguirá creyendo en las encuestas al pie de la letra. Una mala votación disminuirá nuestra posibilidad de tener representantes voluntarios en los escrutinios primarios de octubre y nos obligará a remar contra la corriente. El desánimo es contagioso, pero la esperanza lo es mucho más. Esa es la oportunidad de junio.

  4. Tenemos además la ventaja del equilibrio de fuerzas entre la derecha oficialista y la derecha tradicional. No habrá presidente en octubre: eso se decidirá en el ballotage de noviembre. Por lo tanto, pueden votar nuestros parlamentarios en octubre, con plena tranquilidad, quienes piensen hacer una opción diferente en noviembre para impulsar o frenar determinada candidatura presidencial.

  5. Tenemos, por último, un excelente equipo de contadores y economistas compañeros cuyos trabajos nos ayudan a debatir en el frente siempre complejo de las cifras, de los datos económicos. Frente a la verborragia de cifras oficialistas manipuladas, frente a la adulteración de indicadores para “demostrar” que vamos bien, las cifras de la extranjerización de la tierra, de la expansión del latifundio y la contaminación, del desempleo de la desindustrialización y privatización, del deterioro en Salud y Educación, de la corrupción, son cifras globales que debemos conocer y estudiar tanto y tan fondo como la Plataforma. Volveremos a ello.

Si fuéramos una fuerza simplemente electoralista, bastaría con que los voceros principales de cada lista manejaran estos datos, y el resto se limitara a difundir su mensaje. Pero si pensamos en un poder popular, en las duras tareas de la Liberación Nacional, hacia una Sociedad Socialista, cada uno de nosotros es necesario y en determinada coyuntura el protagonismo principal puede caer en el compañero o la compañera que hoy no lo tienen. Cada uno es un relevo vigilante y fraterno de lo que el otro hace. Porque entre los “tenemos” que enumeré, la “tenencia” principal es nuestra gente.

(*) Maestro e historiador, candidato a la Presidencia de la República por Unidad Popular.

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